domingo, 1 de diciembre de 2013

El apagón de la diferencia o de Canal Nou

Y ahora nos hemos quedado sin Canal Nou. Hacía mucho tiempo que no era nuestro. Yo confieso que apenas lo veía, todavía menos que el resto de la televisión. ¿Qué es lo que ha ido sucediendo todos estos años? El sectarismo informativo buscaba a un telespectador convencido, afiliado, un hombre de fe ciega en el argumentario del PP. Y los periodistas del Canal le pusieron voz e imagen. La carencia de programación en nuestro idioma convencía a aquellos que creían en un nacionalismo de fogueres, fallas, tracas y paellas. Y los programadores les dieron lo que querían. Se trataba de fomentar nuestro deporte. Y se convirtió en el escaparate exclusivo del Valencia club de fútbol (y de basket). Lo que más éxito tenía últimamente era un culebrón localista y popular ("La Alquería Blanca"), a base de una especie de valencianismo profundo y bastante rancio. Pero al menos estaba ahí. Porque lo importante de este Canal es que había creado una infraestructura para servir al poder, siempre que el poder lo utilizara con más inteligencia. Porque el verdadero problema del Nou era no solo la ineptitud del poder que lo utilizaba sino el clientelismo periodístico que se había apoderado de la esta televisión. Un poder que entendía que además de estar a su servicio la tv debía competir con el resto de canales nacionales, lo que nos lleva a preguntarnos qué es un canal autonómico y a quién sirve. A estos dirigentes ni siquiera le afectaba que las audiencias estuvieran en muchos programas al 3 o 4%. Debían pensar que mejor así. A ellos no les servía de mucho, pero a los demás (la oposición) tampoco. El sentido de un canal autonómico es ofrecer lo que los demás no hacen: un recorrido cultural, social e idiomático por un territorio, presentando lo que nos diferencia y lo que nos iguala a los demás. Por eso es necesario que existan diecisiete canales, y lo ideal sería que todos pudiéramos verlos desde cualquier punto de España. Españolizarnos y autonomizarnos a través de la tv. Un canal y una radio en cada autonomía serían suficientes, lo que garantízaría un gasto adecuado y un déficit asumible. Ya sé que todo esto es imposible en un Estado de taifas. Pero es lo que está sobre la mesa después del apagón de Canal Nou.

domingo, 18 de agosto de 2013

Santo Tomás de Aquino y el aborto como pecado grave

En esta nueva entrada abordo un nuevo autor en relación con la concepción del aborto. Con Santo Tomás de Aquino (1224-1274) se alcanza la fundamentación teórica del concepto de animación retardada más elaborada, dado que la sitúa en el marco de toda su exposición teológica de una forma perfectamente cohesionada y coherente. Y será el concepto que básicamente se mantendrá hasta el siglo XIX. Para entender su noción del aborto veamos en primer lugar cómo va delimitando lo que es el alma y sus diferentes funciones.

Santo Tomás toma las ideas de Aristóteles de potencia/acto y materia/forma1 , y en función de ellas va a construir su concepto del alma y de la persona- Veámoslo a través de su obra fundamental, la Suma Teológica. Existen dos tipos de forma o sustancia, la material y la espiritual. La primera es propia de los animales y de las cosas y no puede ser separada de su cuerpo, pues obra por sí misma. El alma de los animales irracionales depende del cuerpo totalmente y se corrompe y muere con él. En cambio el alma humana, es una forma espiritual, inmaterial e inmortal, por lo que puede existir independientemente de la materia, puede ser y obrar por sí misma. El alma es una forma que no depende de aquello de lo cual es forma, el cuerpo, y en este sentido, es subsistente. ¿Existir fuera del cuerpo es un estado más perfecto? Para el alma no. «Pues bien, es evidente que, en el orden natural, las almas humanas son las ínfimas entre las sustancias espirituales. La perfección del universo exigía que hubiera grados diversos en las cosas. Así pues, si Dios hubiera dotado a las almas humanas de la intelección propia de las sustancias separadas, su conocimiento no sería perfecto, sino general y confuso. Para que pudieran conocer con propiedad y perfección las cosas, han sido ordenadas naturalmente a unirse a los cuerpos, para que puedan tener un conocimiento adecuado de lo sensible» (Sum. Teol. I, q.89 a.1). Su propia naturaleza le hace unirse al cuerpo, ahora bien, por su carácter inmortal puede conocer fuera de la corporalidad («resulta claro que el estar unida con el cuerpo y entender por medio de imágenes es mejor para el alma. Si bien puede existir separada y tener otro modo distinto de conocer», Sum. Teol. I, q.89 a.1). La única forma que tiene el alma de conocer el mundo natural de modo perfecto es estando en un cuerpo individual, pues separadas de él no alcanza la certeza.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Poemario 10

Lo que sé decir

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Sé decir la apertura de la gárgola,

la boca fabulada de un horizonte,

el día que incluye su tránsito,

el mito y su fonetismo,

y todas las enumeraciones de las cosas que pueda simular aquí mismo.  

Pero qué voz se escucha cuando firmo esto mismo o

cuando propongo la noticia de mi nombre en esto mismo.

La materia y sus sujetos son

el espectador que me aplaude durante la única histórica duración de esto.


Es la felicidad del aire.









lunes, 24 de junio de 2013

Tertuliano y su visión del aborto

Dentro de esta pequeña historia del aborto (o del concepto de persona) por capítulos que estoy abordando en el blog, Tertuliano (ca. 160-ca. 230) para muchos «defensores de la vida», es uno de los primeros autores que adoptaron claramente una postura antiabortista. Dos de sus obras son las que centran el tema. El Apologético está fechado en el 197 y constituye uno de sus primeros escritos en el que sale en defensa de los cristianos. Por el contrario, el tratado de Acerca del alma corresponde a su periodo en el que se haya influenciado por el montanismo. La imagen deformada que ofrecen los antiabortistas procede de un texto del primer libro, que en realidad únicamente nos transmite una parte de su construcción sobre la vida humana y su origen.

El texto en cuestión aparece enmarcado en un pasaje en el que el autor se está defendiendo de la acusación del crimen ritual de infanticidio que los paganos esgrimían contra los cristianos. Para ello aporta diversos argumentos. Por un lado, desautoriza la forma en la que se ha propagado: «la fama sea el único testigo de los crímenes de los cristianos» (VII, 14), en ningún caso basado en hecho reales. Por otro lado, señala la contradicción que supondría con la doctrina cristiana, pues si los cristianos persiguen la vida eterna, ¿cómo es posible conseguirla con estos crímenes? (VIII, 4). Y por último, pretende demostrar que en realidad lo que se atribuye a los cristianos forma parte de las costumbres paganas (IX, 1). De esta forma, en África inmolaban niños a Saturno (IX, 2), lo que fue prohibido por los propios romanos, manteniéndose en secreto desde entonces. Expone cómo los mismos padres ofrecían de buen grado a sus hijos al sacrificio (IX, 4). Tertuliano afirma aquí que «es grande la distancia entre el parricidio y el homicidio (et tamen multum homicidio parricidium differt)» (IX, 4). A continuación cita sacrificios a dioses provenientes de homicidios: hombres adultos entre los galos a Mercurio (IX, 5), un condenado a las fieras a Júpiter (IX, 5), igualmente reprobables, aunque se justifiquen por razones religiosas o de justicia, pero «tratándose de un infanticidio, poco importa si se comete por un motivo religioso o por capricho», y a renglón seguido critica la práctica de la exposición de los recién nacidos que consistía en que si el padre no aceptaba al niño se le abandonaba («ahogarlos en el agua o abandonarlos al frío o al hambre y a los perros» IX, 7) . Lo que viene a decir Tertuliano es que el infanticidio es reprobable en todo caso, tanto en su aspecto ritual como familiar, por el hecho de que se ejecuta sobre un ser que no ha vivido, que no ha podido hacer mal a nadie (VIII, 2), mientras que el homicidio, aunque también censurable, se ejecuta sobre una persona madura, lo que viene a «atenuar» el daño.

Después del texto sobre el aborto Tertuliano continuará comparando las costumbres disolutas de los paganos frente a la de los cristianos. Aquellos practican el estupro, el incesto, el adulterio, mientras que no se dan entre estos, gracias «a una castidad sumamente vigilante, pronta y fiel» (IX, 19-20). Todo en parte causado porque los paganos no dan culto a dioses sino en realidad a hombres divinizados (XI, 14), y en función de ello castigan y repudian a los cristianos. Tertuliano presenta un resumen de la fe cristiana y su superioridad con respecto al resto de creencias existentes en el imperio romano, su Dios único está por encima de las otras formas divinas y las subsume a todas.

En este contexto comparativo y de exaltación cristiana presenta su postura sobre el aborto. Según Tertuliano los cristianos no solo defienden la vida de los nacidos sino que incluso la de los no nacidos. Lo que pretende es dejar muy claro que la exigencia moral del cristianismo es muy superior a la del paganismo y que además sostiene unos principios metafísicos que han de ser perfectamente coherentes con la conducta de cada uno de sus seguidores: «En cambio a nosotros nos está prohibido de una vez por todas el homicidio: no está permitido destruir a un no nacido mientras todavía la sangre se retira para formar un nuevo hombre . Es una anticipación de homicidio el impedir un nacimiento, y no hay diferencia entre arrebatar una vida nacida o impedir el nacimiento. Hombre es también el que va a serlo; también todo fruto está ya en la semilla (nobis vero semel homicidio interdicto etiam conceptum -contenido, feto, fruto- utero dum adhuc sanguis in hominem delibatur -disminuir,quitar-, dissolvere -disolver, separar- non licet. Homicidii festinatio est prohibere nasci, nec refert natam quis eripiat animam an nascentem disturbet. Homo est et qui est futurus; etiam fructus omnis iam in semine est) » (IX, 8).

Poemario 9

Una cuestión de ejemplo

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La delineación del ala que pasa permanentemente por mi biografía, es un ejemplo.

Inicia su sesión de vuelo cuando mis ojos ocurren. Continúa en las aceras y deja un testimonio mío, de actor, de diluvio, de conocimientos, en el sitio literal del asfalto.

El día vuela como interrogación. Es imposible ignorarlo. Y es la posibilidad de la pregunta lo único que se respira.

Desalojos de palabras, cada batir. Eliminaciones y retornos. Vibrar los diccionarios hasta su muerte y renacimiento.

Ese detallar el texto, plumas cobertoras, primarias, secundarias, terciarias, tejer el viaje, sentir el vuelo del nombre.


Es parte del mar y de las bandadas, es una migración diaria incontestada.




















domingo, 9 de junio de 2013

El estado de los pensionistas y el de los políticos. La reforma de las pensiones

Y ahora toca a las pensiones. Están preparando otra de sus grandes mentiras. Al parecer el sistema es insostenible. Lo llevo escuchando desde que tengo uso de razón, y sobre todo, coincidiendo con épocas de crisis, porque durante las de vacas gordas, cuando el pelotazo y la emigración masiva, había cotizantes de sobra. Es cierto que ahora disminuyen los activos y hay que pagar a más inactivos, pero la solución pasa por desvincular el pago de las pensiones con las cotizaciones. La solución es desvincular las pensiones de la caja de la Seguridad Social y llevarlas a la de los presupuestos generales y engordar estos con una reforma fiscal que haga pagar a los que más tienen (y de paso, no estaría mal que pensaran nuestros políticos en legislar para poder traernos el dinero de los paraísos fiscales). Por otro lado, manteniendo la separación actual de ambos presupuestos, se podría aumentar el fondo de reserva hasta pasar el momento de crisis. También nos quieren colar que ahora vivimos demasiado, que la edad media de vida es muy alta y que la diferencia entre esta y la de jubilación es excesiva. Lo que me pregunto es por qué hemos conseguido vivir tanto ¿no será porque nos jubilamos a los sesenta y cinco?, ¿no ocurrirá que jubilándonos a los setenta, que es a lo que vamos, llegaremos a bajar la esperanza de vida, porque después de toda una vida trabajando nuestro estado de salud será mucho peor? No hay nadie que me conteste cómo es posible que tantos sectores laborales puedan seguir siendo realmente productivos a partir de los sesenta y cinco años. ¿Es posible que un maestro de infantil con 25 niños de tres años en clase y con 65 años sea productivo?, ¿y con la clase llena con alumnos de 14 años? ¿Es posible que una dependienta de unos grandes almacenes o los trabajadores de la hostelería, que pasan ocho horas de pie, continúen haciéndolo con más de sesenta y cinco años?, ¿qué sucede con las fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, bomberos… a esa edad?, ¿se puede estar trabajando a esas edades en el sector de la construcción?, ¿es conveniente que un conductor de autobuses, un taxista… continúe al volante a esas edades?

domingo, 21 de abril de 2013

La comunión y la igualdad de derechos en la Iglesia

Noticia: El cura párroco de Monforte del Cid (provincia de Alicante) se niega a una niña de siete años realice la catequesis y haga la comunión, dado que padece el síndrome de Lenox, una discapacidad que conlleva una deficiencia mental severa. Un grupo de vecinos han iniciado una recogida de firmas en contra de dicha decisión. El Obispado de Orihuela-Alicante ha asegurado que la decisión del párroco, "no es una manía" del sacerdote sino que "responde a la normativa de la Iglesia", que requiere que los niños comprendan el sentido de este sacramento

 ¿Comprende un niño qué significa el bautismo? En los primeros siglos de la iglesia lo cierto es que se bautizaba a los adultos, después de un periodo de iniciación. ¿Comprende lo que significa la comunión, el hecho de formar un solo cuerpo con el alma y la divinidad de Cristo realmente presente en la eucaristía? ¿Comprenden en realidad los cristianos lo que significa el sentido profundo de los siete sacramentos? La verdad es que la formación teológica y bíblica de los católicos es muy baja (y aunque fuera muy alta la realidad es que su comprensión racional es compleja, y para mí, todo hay que decirlo, imposible por irracionalidad), de modo que esa comprensión se limita generalmente a la repetición de rituales puramente sociales y de estatus sin ir más allá. Pero mi reflexión no pretende ir por ese camino. Lo que me llama la atención de esa noticia es la marginación a la que se somete en la iglesia a todo aquel que no cumple unos parámetros determinados. Su oposición al aborto es radical. Tiene que nacer todo lo que se engendre naturalmente, incluso como ahora parece que nos prepara el ministro Gallardón, aquellos que presenten deformaciones, eso sí, sin haber mencionado todavía cuáles ni su gravedad. Todo el mundo tiene derecho a la vida. Esta afirmación significa que cualquier ADN específicamente humano tiene que llegar a ser lo que en potencia es. Pero una vez que ha nacido, las cosas cambian. Para nacer todos sin excepción tenemos el mismo derecho a vivir, ¿qué sucede una vez situados en este mundo? Que la iglesia establece unas claras distinciones de derechos dependiendo de características puramente naturales, es decir, aquellas que venían insertas en el ADN. Si eres mujer no tendrás los mismos derechos, pues no podrás ser sacerdote ni integrarte plenamente en la organización institucional eclesial. Si eres homosexual o lesbiana, tus actos se encontrarán en la categoría de lo “intrínsecamente desordenado”, “contrarios a la ley natural”, “cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (Catecismo de la Iglesia Católica 2357). Si padeces una deficiencia psíquica no podrás integrarte sacramentalmente en la iglesia (ni siquiera podrás ir a colegios concertados religiosos, pues en su mayoría no poseen unidades específicas para atenderlos). El modelo paradigmático de persona para la iglesia es el de varón heterosexual virgen con capacidad intelectual, al menos, normal. Todo lo demás ocupa un lugar secundario o simplemente no tiene los mismos derechos. Nacer deben nacer todos, pero luego la iglesia reparte las funciones dependiendo de características puramente naturales (sin entrar en las distinciones sociales, que también las hay). Para todos estos colectivos lo único que cabe es un acogimiento caritativo o un puesto subsidiario con respecto al sacerdote. De esta forma, al derecho natural universal de nacer le corresponde eclesialmente un derecho individual de marginación o de exclusión. Aquella categoría natural de la vida que nos iguala a todos, ahora se convierte en una categoría institucional que nos diferencia en función de cómo el ADN haya evolucionado. Potencialmente en el ADN también estaban la enfermedad, la malformación, la diferenciación sexual (y no digamos si la homosexualidad es una simple elección de la persona, pues entonces la «enfermedad» es mucho más grave), etc., pero parece que esas potencialidades no nos dan los mismos derechos, pues únicamente cuando el ADN se convierte en un varón normal se accede a la categoría de persona plena.

domingo, 7 de abril de 2013

Escracheres y violencias o una nueva democracia

Dos violencias que nadie detiene. El escracher puede ser llamado terrorismo, pero también existe el terrorismo de Estado. Si utilizamos la desmesura semántica para unos ¿por qué no también para los otros? No me gusta la violencia callejera ni la institucional. La una se ejerce desde la desesperación y la otra desde el poder ciego y sordo. Los desahucios, el paro, las preferentes, los pelotazos urbanísticos … no pueden ser interpretados desde un único punto de vista. Las violencias se ejercen o bien con el grito o con la pasividad del que legisla. Mientras los medios de comunicación discuten cómo denominar a este fenómeno o lo ubican en el nazismo o en la revolución, la gente se ubica en la calle que parece ser es el único lugar dónde lo que se dice se escucha. El problema reside en cómo una democracia puede dejar en manos de la calle lo que debería vehicularse a través del diálogo y el voto. Sucederá algo grave y nos lamentaremos. Hoy he leído en la página web de la Plataforma ¡En Pie!, la convocatoria para llevar a cabo una acción de rodeo del Congreso para el 25 de abril, “una acción principal de asedio constante, hasta forzar la dimisión del gobierno, la disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado, y el inicio de un proceso de transición hacia un nuevo modelo de organización política, económica y social verdaderamente justo y solidario, liderado por el pueblo”. Una convocatoria que pone los pelos de punta, que suena a un revolucionarismo decimonónico. Suena a un grupo minoritario anclado en un lenguaje que a nadie puede convencer en pleno siglo XXI. El problema es que nuestro Estado también está estancado y que además según los últimos datos rozamos los once millones de personas en situación de pobreza o muy cerca de ella. Y ambas violencias enfrentadas… Un parlamento de burócratas sumidos en el silencio o la indiferencia o el seguidismo de los lobbies y los poderes financieros ¿podrá entender los movimientos ciudadanos como formas de expresión que exigen nuevos cauces democráticos o bien se limitarán a tacharlas de algaradas pseudoterroristas? Ninguna reforma estructural se ha llevado a cabo. Ni un cambio profundo e igualitario del sistema fiscal, ni la reforma de la ley electoral, ni acaba de llegar la reforma de la ley hipotecaria, ni la de la estructura territorial del Estado, ni la democratización interna de los partidos… La democracia necesita reinventarse cambiando el concepto de político y el de ciudadano. Desprofesionalizando uno y «profesionalizando» el otro. La democracia debe basarse en un ciudadano participativo y responsable, y para ello se han de facilitar los medios necesarios para que su opinión sea consultada más a menudo (internet lo permitiría), y los partidos deberían estar obligados a realizar primarias y a la constante rotación de sus puestos tanto en la administración como en las ejecutivas. Una democracia dinámica donde las relaciones entre las instituciones y el ciudadano sean más fluidas y abiertas, donde el político responda realmente ante el que representa.

domingo, 3 de febrero de 2013

Privatizaciones, corrupciones, barcenismos, un estado de lo mismo.


Privatizar es el nuevo paradigma abierto por los solucionadores de la crisis de lo público. Lo que se intenta es donar aquello que funcionaría mejor estando en manos no politizadas, no funcionarizadas, porque allí es el lugar de lo rentable. Dicen que de lo que se trata es de dar el mismo servicio, pero sujeto a criterios de eficacia y productividad empresarial que proporcionarán una ampliación de la libertad de elección, al mismo tiempo que lo harán, al menos, no tan costoso.  El problema es que lo político, que es la raíz de todo servicio público, no puede ser entendido desde lo privado. En este ámbito lo contable se superpone a lo social, y los ciudadanos se convierten en apuntes clientelares de una cuenta de resultados. Lo que no proporciona beneficio económico no tiene sentido y debe ser apartado del mercado. Porque lo social es entendido como algo supeditado a lo mercantil. La sanidad debe llegar a donde produzca posibilidades de negocio y no a donde produzca posibilidades de generar bienestar y estabilidad social. Por eso se reducen los servicios sanitarios en el medio rural, un mercado pequeño, desconectado del centro de negocios que se ubica en las grandes ciudades con su gran demografía susceptible de enfermar y producir dividendos. La educación debe direccionarse hacia los sistemas de concertación con entidades privadas, en su mayoría religiosas, porque allí es donde se dota de ideología a las futuras élites neoliberales y se escoge en función del estatus socioeconómico. En ambos la universalidad del servicio que se ofrece y del para quién se ofrece, se esfuman. Pero el objetivo no es únicamente de rentabilidad. Adjudicando a empresas privadas servicios sanitarios se consigue un doble objetivo político. La administración de turno puede hacerlo a aquellos grupos de poder empresariales afines políticamente, intentando de paso colocar en sus consejos de dirección a militantes de su partido. De esta forma se daría la situación de que si el partido político correspondiente se situara en el poder político como consecuencia de unas elecciones y además poseyera cuotas de poder en las empresas adjudicatarias, que en realidad constituyen un pequeño oligopolio, su capacidad de dominar la sanidad sería total. Si por el contrario ese mismo partido fuera desplazado del poder político, continuaría poseyendo una fuerte capacidad de decisión y de presión sobre la administración, a través de su participación en los órganos de poder de las empresas adjudicatarias. Lo mismo pasa con la educación. De esta forma se impone una democracia clientelar, economicista, donde el sujeto que accede a sus derechos no lo hace por su cualidad de individuo, sino por pertenecer a la militancia de una clase o de un grupo.

Y, ahora, además, lo de Bárcenas. Su lista de proveedores y beneficiaros se instituye en la arbitrariedad del clientelismo. Donde lo público no es más que un instrumento político vacío de sentidos sociales y se constituye en un sectarismo para proveerse a sí mismo de espacios de poder económico y de clan. El partido se convierte en una camarilla proveedora de poder para un determinado corrillo, sustentada en la ficción de que su sentido es proveer de ideas políticas comunes a su militancia. No se trata de afirmar que toda la clase política está corrupta. Unos por acción y otros por omisión. El problema radica en por qué se ha constituido en una clase orbital, cerrada sobre su circularidad, cuyo perímetro de acción no va más allá de sí misma. Los demás no son más que sujetos feudatarios, aclamadores, a los que hay que acostumbrar a la corrupción, para que el robo se institucionalice, de forma que el poder del grupo se afiance. Si llegamos a admitir que la corrupción forma parte inevitable del sistema, y que tanto da, pues para que roben los otros, que lo hagan los míos, lo único que habremos conseguido es romper el sentido de ciudadanía que sustenta un Estado de derecho y dejarlo en manos de lo faccioso.