sábado, 23 de abril de 2022

El currículo de Filosofía o la filosofía como dinámica educativa

 

El nivel de cuestionamiento y de discusión en este país alcanza cotas  verdaderamente ridículas. Discutimos sobre argumentarios, cuñadismos, wikipedismos…, pero nunca sobre los verdaderos elementos que ayudan a la construcción de los individuos como personas autónomas (ni tituladas ni profesionalizadas, sino como soberanías individuales). Y lo digo por la reciente discusión sobre los currículos de la asignatura de Filosofía. Si efectivamente esto es lo que podemos aportar los filósofos, los comentaristas o profesores de filosofía a la problemática de la formación de la persona, es que probablemente no seamos más que una panda de gremialistas que no hayamos entendido qué es filosofar, o si lo hemos entendido, lo utilizamos para que nos llene la barriga y nos proporcione nuestra cuota particular de poder en el sistema educativo-administrativo.

Parece ser que el problema radica en determinar cuántas horas de contenidos filosóficos han de estudiar nuestros adolescentes. No se trata de intentar que aprendan a filosofar, sino de  la cantidad de datos enmarcados en la historia de la filosofía que son  capaces de almacenar en su memoria. No se trata de formar personas, sino de generar ciudadanos votantes o del PP o del PSOE (porque la polémica partidista copa todo diálogo). Pero lo que más me ha llamado la atención es el posicionamiento de ilustres colegios oficiales de filósofos o de altísimas personalidades de la filosofía de este país. Todos ellos han salido en defensa de los valores filosóficos, es decir, de la cantidad de asignaturas/horas lectivas que los profesores pueden acumular y que les va a proporcionar el correspondiente poder en las plantillas y en los claustros y las administraciones.

 Esta discusión entre competencias y contenidos es tan vieja como la pedagogía misma. Cuando yo estudiaba magisterio hace cuarenta años, ya nos entretenía en el bar de la facultad. Por no hablar sobre los sistemas de evaluación, si numéricos o indicativos, si finalistas o continuos.  Y ahora mis queridos colegas se suben al carro de la discusión gremial. No se les ha ocurrido, por cierto, plantear la necesidad de eliminar la menos filosófica de las asignaturas, la religión (como asignatura de adoctrinamiento católico), sino cómo podemos nivelar la cantidad de poder de los sacerdotes frente a los filósofos.

 ¿Debe existir una asignatura de Filosofía en el nivel de educación básico (ESO)? Soy de los que opinan que la mejor manera de pensar filosóficamente es desentramar el pensamiento mismo en todas sus dimensiones y/o asignaturas. Nos enseñaron matemáticas que, por la falta de uso, acabamos olvidando, pero no nos enseñaron a pensar numérica y matemáticamente el mundo. ¡Cuánta falta nos habría hecho durante la pandemia y durante estos tiempos de crisis económica! Los números nos darían mejores herramientas que la pura emotividad.

Conocer la historia no es saber hacer historia. En aquel bar del magisterio hablábamos sobre si era necesario memorizar las etapas históricas o bien, simplemente, había que enseñar a entender la historia a partir de darle al alumno la posibilidad de hacerla él mismo proporcionándole los textos, las fuentes, o invitándole a descubrir su ciudad o su barrio a partir de los archivos municipales, la prensa o el testimonio de los mayores. Eran propuestas que buscaban ayudar a los alumnos a saber enfrentarse a la realidad del pasado desde el proceso creativo de ese pasado. Y así podríamos enumerar una a una todas las asignaturas del currículo y proponer cómo cuestionar las formas de conocer de cada una de ellas.

 Lo que mis colegas no han leído es el Boletín Oficial del Estado. En el anexo I del Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria se definen cada una de las competencias clave y el perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica. Así podemos leer, por ejemplo, en los contenidos de Biología y Geología,  que uno de sus objetivos es “identificar, localizar y seleccionar información, contrastando su veracidad, organizándola y evaluándola críticamente, para resolver preguntas relacionadas con las ciencias biológicas y geológicas” (p. 35) , o bien, “interpretar y transmitir información y datos científicos, argumentando sobre ellos y utilizando diferentes formatos, para analizar conceptos y procesos de las ciencias biológicas y geológicas” (p. 34), es decir, filosofía de la ciencia en estado puro. Y si queremos un poco más, vale con mirar lo relativo a Física y Química, donde podemos leer, entre otras cosas, el objetivo de  ”expresar las observaciones realizadas por el alumnado en forma de preguntas, formulando hipótesis para explicarlas y demostrando dichas hipótesis a través de la experimentación científica, la indagación y la búsqueda de evidencias, para desarrollar los razonamientos propios del pensamiento científico y mejorar las destrezas en el uso de las metodologías científicas” (p. 82).

De la misma forma, si queremos leer un poco de filosofía de la historia en el apartado de Geografía e Historia, podemos encontrar objetivos como “buscar, seleccionar, tratar y organizar información sobre temas relevantes del presente y del pasado, usando críticamente fuentes históricas y geográficas, para adquirir conocimientos, elaborar y expresar contenidos en varios formatos” (p. 97), o también, “indagar, argumentar y elaborar productos propios sobre problemas geográficos, históricos y sociales que resulten relevantes en la actualidad, desde lo local a lo global, para desarrollar un pensamiento crítico, respetuoso con las diferencias, que contribuya a la construcción de la propia identidad y a enriquecer el acervo común” (p. 97).

 Como último ejemplo, citar que en Economía y Emprendimiento leemos, “construir y analizar de manera cooperativa, autónoma y ágil prototipos innovadores y sostenibles, aplicando estrategias eficaces de diseño y ejecución, evaluando todas las fases del proceso de manera crítica y ética y validando los resultados obtenidos, para mejorar y perfeccionar los prototipos creados y para contribuir al aprendizaje y el desarrollo personal y colectivo” (p. 51). Unos valores que pueden ser válidos para los alumnos que prosigan la enseñanza básica en la FP (filosofía del trabajo).

 Es cierto que no existe en la ESO una asignatura de historia de la filosofía (aunque como optativa la mayoría de las comunidades piensan ofrecerla). Los datos que nos proporciona la historia de la filosofía no constituyen en sí una herramienta para cuestionar el mundo, sino para entender cómo se ha realizado ese cuestionamiento en un momento dado, lejano a nuestras realidades presentes. El adolescente puede memorizarlos, pero no los integrará en su mundo. Permanecerán en el ámbito de lo que ha de estudiar porque institucionalmente así se ha determinado. Estará en el mundo de todo aquello que no me pregunta como  vivencia o como experiencia, sino como examen administrativo necesario para obtener el primer título hacia un estatus socioeconómico que incluya unja buena nómina a final de mes. Y ni siquiera esto saben muy bien, ni si será posible o dónde y cómo acabará.

La filosofía no puede existir en secundaria como asignatura, sino como núcleo interrogativo/indagatorio de otros conocimientos. Tampoco parece adecuada la inclusión de una asignatura de ética, como un intento de proponer una verdadera introducción al mundo de la elección moral, de la decisión y del análisis de las conductas. ¿Por qué no trasladar todos estos contenidos al resto de asignaturas?  Me parecería lo más lógico reivindicar la desaparición de la asignatura de Religión y de la de Filosofía o la de los Valores Éticos para integrar su conocimiento en el conjunto de asignaturas.

 En cuanto al bachillerato, sí que se introducen los contenidos de historia de la filosofía tan añorados por todos, pues, al fin y al cabo, esta etapa es una preparación para los contenidos universitarios, donde las empolladas de información constituyen el ingrediente básico de su enseñanza. Pero ese es otro tema.