lunes, 20 de enero de 2020

PIN parental, familia y autonomía individual


Parece que vivimos en un momento en el que hay quien se empeña en convertirnos en sujetos permanentemente tutelados por algún poder ideológico que nos dicte los valores morales y políticos. Y ahora surge desde el neofascismo la idea de la censura educativa, el llamado PIN parental propuesto por VOX y apoyado por los partidos de derechas, que no es más que un intento de retornar la educación al mundo franquista que parecía superado.

Y lo dicen en nombre de la libertad de la familia. Porque según ellos es la familia la que mejor educa. En una sociedad democrática estos neofascistas ven muy difícil poder imponer sus ideas por la vía democrática, así que centran su atención en esa institución básica social a la que quieren darle todo el poder para que se erija como reguladora de toda la ideología social. Según esta estrategia que se está generalizando, los padres/madres son los que deben determinar si sus descendientes estudian religión católica o no; deben elegir qué contenidos deben impartirse en los contenidos complementarios; deben determinar qué idioma vehicular se utiliza en la enseñanza (así pasa en la Comunidad Valenciana, donde la derecha esgrime este derecho para marginar la lengua valenciana en favor del castellano); deben elegir el tipo de comida que se ofrece en el comedor escolar en función de sus creencias religiosas y no según  la dietética científica; igualmente exigen que sus hijas puedan llevar a la escuela el velo. Religión y neofascismo se coaligan para controlar lo que se debe enseñar, para que no pueda ir en contra de su propio pensamiento. Mientras la sociedad se seculariza y se abre a la pluralidad, estos grupos intentan hacer de la escuela el lugar para conseguir nuevos prosélitos.

No quiero elegir la educación de mis hijos/as. Que los padres/madres elijamos el tipo de educación no es una medida que facilite la libertad, sino que restringe la posibilidad de que aquellos puedan aprehender el mundo en toda su complejidad y diferencia. Nuestros hijos/as no son marionetas en nuestras manos, sino sujetos que se deben construir en base a sus propias decisiones y su propia capacidad de elección. Eso es lo que debe hacer la escuela y la familia, facilitar los medios intelectuales y de conocimiento para que cada individuo sea lo que desee ser, lo que libremente escoja ser, tanto si acoge la ideología de sus padres/madres como si la niega.

Y es en el concepto de familia patriarcal donde surge esta concepción de la escuela como institución subordinada a la decisión paternal. Y digo paternal porque ¿qué sucedería en familias donde la madre y el padre no comparten la misma religión o ideología política? ¿Quién decidiría qué actividades hace su hijo? Pensar que en el seno familiar las relaciones son de propiedad nos lleva a entender por qué existe esa lacra que es el maltrato de las mujeres. Porque hay hombres que las consideran de su propiedad y que no están dispuestos a cederlas a otro, y por eso las matan cuando aquellas consiguen la libertad. Ese sentido patrimonial del grupo familiar centrado en la figura del pater familias nos retrotrae a un mundo que deberíamos haber superado. La familia es un sistema de sujetos libres y autónomos, e incluso los hijos/as deben ser entendidos de esta forma y potenciar su personalidad libre.

No quiero ser un sacerdote para mis hijos/as, sino un educador que se presenta a sí mismo como un modelo más entre otros muchos. No pretendo como padre establecer unos dogmas ideológicos de obligatorio cumplimiento en mi familia. Yo guiaré mi conducta a través de mis propios criterios morales, pero mis hijos/as deben aprender a compararlos con los de los demás. Nuestros descendientes no son marionetas que deban vivir protegidos en un sistema unificado de doctrinas escuela-familia, sino seres que viven inmersos en la pluralidad, desde la cual deben, de una forma lo más autónoma posible, construir su propio mundo moral e ideológico. La familia debe procurar facilitarles los medios en esa tarea, no negárselos. La familia no debe reproducir los sistemas de convivencia propios de una iglesia, sino de una comunidad respetuosa con cada uno de los individuos que la integran.

Prefiero una única escuela pública que ofrezca la pluralidad del mundo, y no muchas escuelas cada una de ellas con un ideario diferente. Así no se facilita la formación de personalidades autónomas, sino la persistencia de los pensamientos sectarios de cada grupo ideológico que pretende tener sus propios centros de adoctrinamiento o escuelas.

Ni los nuevos pensamientos neofascistas ni las religiones están dispuestas a permitir la diversidad de pensamiento ni la construcción autónoma de la persona. Lo vemos constantemente cuando quieren que se legisle de acuerdo con sus ideas en temas como el aborto o la eutanasia. El nacionalcatolicismo de la derecha española revive continuamente y tendremos de nuevo que volver a combatirlo.