viernes, 24 de agosto de 2012

Poemario 7

Canículas
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━

He pasado los años bajo un pórtico que no ejerzo,
he escrito un cuaderno que no leo,
lo que he hecho no tiene vídeos para internet,

el número de los pájaros que no he fotografiado es sinnúmero,
he construido una garganta para conocer correctamente qué pasa esta tarde,
hoy, el verano es un largo momento de fosas comunes para chicharras que arden,
me he dedicado, entre otras cosas-nada,  a la fábula del espejo, en ese que me miro anualmente
y, al mismo tiempo, me corto los pelos de la nariz.
le he dicho que la acrópolis necesita un poco de fresco.
 
Alguien escribió que tenemos un pacto mecánico con la vida, incluso hoy también,
y lo escribió en el altar de su ojo ciego,
para saber quién eres (una vez que has llenado el carro de la compra y la estructura típica de la conciencia) y de qué ficción vendrá la herida cerrada a golpe de sudor.
por eso nos miramos en el espejo tantas veces como tantas palabras. probablemente, esta es la razón de que esta poesía suene demasiado arreglada, se mezclan la metáfora y la jerga, el que quiere ser poeta y el que quiere ser peatón, el estar hecho para la monogamia del fonema y la poligamia del árbol, y eso significa que no podrá durar mucho tiempo, un instante de un ventilador, los diarios de verano nunca han durado más allá de la arena que alimenta a su único actor.


esta tarde parece esperma. hace calor, pegajosamente. quiere hacerse agua, pero está inmóvil en la voz y desnudo. hay fertilidades masculinas que desconozco. está muriéndose una garganta de tomillo reseco. el tedio tiende a la poesía. 










viernes, 10 de agosto de 2012

Olimpiada y sexismo, chicas o jugadoras


Recientemente se planteó un debate en el diario El País sobre el sexismo del lenguaje en el que la Academia de la Lengua se posicionó a favor de una postura negadora del mismo. El tema consistía en concebir el lenguaje como una consecuencia o como una causa del pensamiento. Los manuales sobre el lenguaje no sexista proponen un uso del idioma tendente a eliminar el género y a sustituirlo por palabras que no evidencien lo masculino o lo femenino, sino lo asexuado, o bien el consabido a/o, u otras formas de huir del «sexo» tradicional adjudicado a cada vocablo. ¿El sexismo está en el lenguaje o en el hablante? Precisamente ahora que se están celebrando los Juegos Olímpicos esta discusión se reaviva. Lo estamos oyendo todos los días. Las «chicas» son las que están haciendo que el medallero español se sitúe en un lugar aceptable, ya que los deportistas no parece que estén en ello. Ellas, las deportistas, son las «chicas», los varones son los deportistas o los jugadores. Las «chicas de» (waterpolo, balonmano…) frente a los «jugadores de» ¿Genera el uso de esta palabra una conciencia machista o más bien la refuerza o simplemente es indiferente? Está claro que el uso de una palabra u otra no genera un sistema de pensamiento individual, pero también lo es que al repetir insistentemente las «chicas» frente a los jugadores, estamos diferenciando dos categorías, dos espacios separados que incluyen dos formas de valorar lo femenino y lo masculino. El/la que ya es machista no encontrará ninguna contradicción en ese uso. El/la que es feminista no transformará su pensamiento, pero establecerá un sistema racional diferenciador en función del sexo. Las chicas forman una pandilla, un grupo, algo espontáneo, no un equipo deportivo, estructurado. Cuando hablamos de chicas, implicamos una identificación sexual, instintiva. Derivamos la reflexión sobre algo a contextos puramente sexuales, lo extraemos de categorías racionales y lo conducimos a categorías emocionales. Generamos un dualismo entre lo femenino emocional y lo masculino racional. El uso continuado puede que no ocasione un cambio de pensamiento en el que ya ha construido una ideología personal igualitaria, pero lo cierto es que ese igualitarismo, será entendido como una disociación y no como una unidad. Será igual a mí, pero no como yo, sino como algo que adquiere lo que yo tengo. Algo que viaja a mi categoría desde otra. Pensará en lo femenino como algo hacia mí, no como algo en sí. Las palabras además tienen su historia y esa historia ha viajado desde un uso sexista, en un mundo sexista y misógino, hacia el mismo uso en un mundo contemporáneo que se abre al igualitarismo. Y ese viaje está aún presente en nuestra conciencia y en nuestra educación.