miércoles, 7 de diciembre de 2011

Navidad y antiNavidad

…y otra vez va viniendo la Navidad. Y vuelvo a declarar mi convicción antinavideña. No me pone tierno el rito de celebración del nacimiento de Cristo, ni la blandura puritana del cine navideño jolibudiense. No es cierto que gracias al cristianismo el hombre descubrió que practicar la bondad era mejor que hacer el mal. No es cierto que sea mejor celebrar el sentimentalismo en masa que en el anonimato. Me diréis que la Navidad solo es el tiempo del consumismo, ese momento en el que alcanza su cénit, y que ya no tiene ningún sentido más allá, pero lo cierto es que todo ello se realiza en torno a un escenario religioso, que implica el ensalzar una estructura familiar tradicional que le es propia (ningún anuncio, ningún regalo estará pensado, por ejemplo, para una pareja de lesbianas y sus hijos y familia), además de la fijación de un patrón de vivencias infantiles en torno al mundo mágico bíblico, y todo ello repetido hasta la saciedad durante este mes tan largo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Poemario 3

Descubrimiento del objeto
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━

El imperio de las cosas,
sobre un origen derivado:
el agua de los miércoles, el preámbulo de las hojas, el aire en estado estacionario,
los comienzos de los años, y todo lo que puedo comprar en cualquier tienda,
quiero dialogar con ello, despreciarlo, darle forma, decirle cómo esperar mis manos.
No sé porqué me empeño en cumplir estos rituales de parentesco con la materia.
Otros me dirían que es mejor manipularla simplemente.


Lo mismo me pasa con la gente, que aprendo su gravedad y su apariencia,
pero luego me quedo en sus palabras:
en la transcripción y el contacto, yacer sus bocas, redactar el gesto que continuará
en otro. y continuar la escritura en el hallazgo mismo.
Así que voy con ellos trasladando su mobiliario a mis derivas.
Recogiendo la afluencia del texto (un periódico de días que nunca perfeccionan).
Permitiendo lentamente todos los cuerpos.
Iniciando la semilla.
Y no logrando nada contra tantas ventanas.
Jamás puedo concluir mis ojos.

Esta experiencia que ya no está ni en las cosas ni en lo dicho sino en lo porvenir,
irresuelto siempre próximo.
Este circular la vida
por entre las cosas
como la necesidad del pájaro.
Me hace únicamente posible en un horizonte prorrogado y en la victoria del aire.


(es la primera definición que hago de mí mismo y he elegido
un momento esporádico, de tantos accesibles sucediendo márgenes).