lunes, 23 de julio de 2018

El Corpus Hippocraticum y el aborto


Abordo aquí otra entrada sobre el tema de la concepción del aborto en el mundo antiguo, esta vez sobre uno de los textos más citados desde el corporativismo médico: el Corpus Hippocraticum. Lo primero que hay que aclarar es que, en realidad, se desconoce lo que escribió Hipócrates, pues los textos del Corpus abarcan escritos médicos desde el siglo V a. C. hasta época helenística y corresponden a muchos autores o recopiladores con diferentes formas de pensar y de hacer medicina. ¿Existía en el CH posturas diferenciadas en torno al aborto en una época en la que junto con el infanticidio constituía una práctica habitual?

El texto más conocido del Corpus es el juramento que es utilizado por muchos antiabortistas como fundamento histórico para afirmar una ética médica favorable a sus ideas. Pero veamos cómo en realidad tanto el Corpus como el juramento vienen a decir todo lo contrario.

La datación del juramento tradicionalmente se había situado en una época muy alta, casi uno de los primeros escritos del Corpus, e incluso se había atribuido al mismo Hipócrates. Posteriormente Edelstein estableció que en el juramento expresaba creencias pitagóricas (la comunidad de vida que establece entre médico y discípulo; el carácter cerrado, casi sectario, de las escuelas médicas; la no aceptación de la eutanasia; la prohibición del aborto; el rechazo de la cirugía; la exigencia de pureza y santidad al médico) por lo que lo databa en el siglo IV a. C. cuando el pitagorismo tenía una importancia considerable en el campo filosófico. Ahora bien, esta concepción ha sido cuestionada considerándose que también puede entenderse como un texto mucho más tardío en el que no solo aparecerían elementos pitagóricos sino mistéricos y de la gnosis propia del periodo helenístico tardío (s. IV-V)[1]. En cualquier caso todo ello nos lleva a entenderlo más como un texto resultado de una tradición en la que se suman elementos diversos que como el pistoletazo de salida de una escuela médica y ello unido a que el juramento expresa una forma de entender la medicina y su práctica opuesta en la mayoría de los casos a los restantes escritos que componen el Corpus.

En este sentido se ha revisado también la supuesta prohibición del aborto que aparecería en el juramento[2]. Veamos el texto: «no daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco letal, ni haré semejante sugerencia (οὐ δώσω δὲ οὐδὲ φάρμακον οὐδενὶ αἰτηθεὶς θανάσιμον οὐδὲ ὑφηγήσομαι συμ βουλίην τοιήνδε). Igualmente (ὁμοίως, en el mismo sentido, de acuerdo con lo anterior), tampoco proporcionaré (δώσω) a mujer alguna un pesario (πεσσὸν) abortivo  (φθόριον, destructivo). En pureza y santidad (ἁγνῶς καὶ δέ ὁσίως) mantendré mi vida y mi arte (διατηρήσω βίον τὸν ἐμὸν καὶ τέχνην τὴν ἐμήν)» (Juramento 2).

domingo, 11 de febrero de 2018

El aborto en Atenágoras

Siguiendo con la serie de entradas sobre los autores antiguos y el tema del aborto abordo hoy un autor de los que en los textos eclesiásticos (y no eclesiásticos) nadie pone en duda su posicionamiento contra el aborto. Pero cuando se estudia mínimamente su terminología y su obra en conjunto, y se pone en relación con las teorías del feto formado y no formado, nos encontramos con que sus ideas no distan mucho de otros autores ya vistos en este mismo blog: la afirmación de su antiabortismo exclusivamente en relación con el feto formado. Cualquier afirmación sobre el aborto en los filósofos y teólogos antiguos (y modernos) ha de pasar necesariamente por valorar su posicionamiento en relación con las etapas de formación del feto y con el concepto de persona. La defensa o no de la vida no es una cuestión relevante, pues lo que está en juego es dónde empieza la persona y por tanto el sujeto de derechos. Atenágoras representa un buen ejemplo de cómo los análisis superficiales y adoctrinadores no dejan ver la verdad de sus afirmaciones.

Atenágoras fue un pensador cristiano de origen ateniense que vivió en el siglo II y que por tanto se formó en la filosofía griega, lo que se demuestra por el hecho de que firma su obra como «filósofo ateniense cristiano» y de que en sus textos se citan ideas y doctrinas de las diferentes corrientes filosóficas de la época. Únicamente se han transmitido dos obras suyas: Legación a favor de los cristianos (πρεςβεῖα περί χριστιανων) dedicada «a los emperadores Marco Aurelio Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, arménicos, sarmáticos y, lo que es máximo título, filósofos», y Sobre la resurrección de los muertos, obra sobre la que se ha discutido mucho su autoría[1], pero se mantiene su atribución a Atenágoras ante la falta de pruebas determinantes para negarla.