viernes, 24 de agosto de 2012

Poemario 7

Canículas
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He pasado los años bajo un pórtico que no ejerzo,
he escrito un cuaderno que no leo,
lo que he hecho no tiene vídeos para internet,

el número de los pájaros que no he fotografiado es sinnúmero,
he construido una garganta para conocer correctamente qué pasa esta tarde,
hoy, el verano es un largo momento de fosas comunes para chicharras que arden,
me he dedicado, entre otras cosas-nada,  a la fábula del espejo, en ese que me miro anualmente
y, al mismo tiempo, me corto los pelos de la nariz.
le he dicho que la acrópolis necesita un poco de fresco.
 
Alguien escribió que tenemos un pacto mecánico con la vida, incluso hoy también,
y lo escribió en el altar de su ojo ciego,
para saber quién eres (una vez que has llenado el carro de la compra y la estructura típica de la conciencia) y de qué ficción vendrá la herida cerrada a golpe de sudor.
por eso nos miramos en el espejo tantas veces como tantas palabras. probablemente, esta es la razón de que esta poesía suene demasiado arreglada, se mezclan la metáfora y la jerga, el que quiere ser poeta y el que quiere ser peatón, el estar hecho para la monogamia del fonema y la poligamia del árbol, y eso significa que no podrá durar mucho tiempo, un instante de un ventilador, los diarios de verano nunca han durado más allá de la arena que alimenta a su único actor.


esta tarde parece esperma. hace calor, pegajosamente. quiere hacerse agua, pero está inmóvil en la voz y desnudo. hay fertilidades masculinas que desconozco. está muriéndose una garganta de tomillo reseco. el tedio tiende a la poesía. 










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