martes, 30 de mayo de 2017

Poemario 14


Esclarecimiento sobre un verbo
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I, Definición

Componer los labios como rojos en un espectro de lluvias y preguntas ininterrumpidas.
Verter lo femenino en la suma de los cuerpos.
Indagar la música hasta su silencio de útero.
Mientras tu identidad está formándose cerca de mí como organismo especular del aire.
Mientras te tengo en la suficiente cercanía para que seas pájaro y oasis.
¿Qué gesto único conoce las horas donde nos encontramos en la iniciación del otro?
¿Qué género reconoce la sexualidad de lo vacilante en nuestros rostros?
Produzco aquí como poema algo que llaman amar
y reivindico lo que significan todas las palabras de su voz que respiran en la boca de nadie.


II, Tú

Eres una pregunta constante donde la vida mantiene los relojes en el punto exacto de su comienzo. No quiere progresar, sino irrumpir. No hay constancia de tu gravedad cambiante durante el día. Nadie conoce el foco del agua desde donde te evaporas y alientas.


III, Convivencias

Hace tiempo que no puedo prever su ráfaga ni su encuentro. Es como una definición sin apariencia, pero escrita. El paisaje de su nombre enseña el ácido y la costumbre. Nuestras presencias se difuminan entre todos los sujetos que pretendemos ser. Nuestra historia es un objeto tan actual como una máquina que imagina su propia conciencia. El instante es la sexualidad del ojo y el verso.


IV, Transición

No
insistir en los desiertos de marea alta en el silencio.
permitir el ideal de un océano en sus labios terminales.


V, Fin

Eres
el caos precursor de una puerta abierta hacia Babel.
Vete,
estoy constantemente pensando en otra carcajada de otros pechos.

domingo, 26 de marzo de 2017

Clemente de Alejandría y su concepción del aborto

Continuamos con otra entrada sobre uno de los padres de la Iglesia también muy citado por los antiabortistas eclesiales. Veremos como su única frase contra el aborto en realidad lo que esconde es una afirmación de la animación retardada contrariamente a lo que se afirma sobre él.


Sobre Clemente de Alejandría se tienen muy pocas noticias de su vida. Se conoce que antes de llegar a Alejandría estuvo viajando por diferentes lugares de Grecia, Jonia o Siria estudiando las diferentes corrientes religiosas y filosóficas. En esa ciudad estuvo durante un periodo de tiempo comprendido entre el 180, cuando sigue las enseñanzas de Panteno en su escuela catequética, en la que llegaría a ser nombrado su director, hasta el 202 o 203, en que sale de ella huyendo de la persecución de Septimio Severo. De esta última etapa solo sabemos que se refugió en Capadocia y que su muerte debió de ocurrir sobre el 215.

Clemente fue uno de los teóricos del cristianismo que como otros durante el siglo II se ocuparon de defenderse de los ataques del paganismo y al mismo tiempo de intentar constituir un sistema de creencias que pudiera competir con la tradición filosófica grecorromana. La formación de una teología filosófica se erige así en una de las  tareas fundamentales de los pensadores cristianos de la época, intentando abrirse camino entre el judaísmo alejandrino y las diferentes filosofías helenísticas: medioplatonismo, estoicismo, filonismo…

Antes de entrar a valorar su postura ante el aborto es necesario entender en primer lugar su embriología y las diferentes fases en las que la divide (ver Ardanaz, primera parte cap. 2):

1ª Fase espermática  o también llamada πλάσις (modelado) del embrión.

Durante esta fase se produce la formación de las partes del feto (Stromata VI 134-135) que es lo que constituye el cuerpo como soporte del vivir biológico y que es regido por el espíritu carnal. Este es el que provoca todos los cambios de esta fase. Esta plásis embrional corresponde a la modelación con barro del cuerpo de Adán tal como es descrita en el Gen. 2:7.

Dentro de esta etapa se da a su vez una serie de momentos diferenciados:

1.- aceptación del esperma por parte de la matriz. En este sentido es el hombre el que aporta todas las características la  naturaleza del futuro niño/a, mientras que la mujer aporta el simple receptáculo.

2.- el esperma se une con el residuo de sangre que queda después del flujo menstrual y forma una especie de coagulación (Pedagogo. I 48, 1). La mezcla es denominada como διαμόρφωσις y el efecto o coágulo como sustancia (οὑσίαν) del objeto formado (ibíd. 48, 2). Este conglomerado líquido de aspecto lechoso «se convierte en sangre y después en carne, condensándose en el útero por la acción del pneuma natural o caliente, que configura el embrión y lo vivifica» (ibíd. 49, 1). Es el espíritu carnal el que actuando sobre la mezcla de esperma y sangre irá constituyendo las diferentes partes del embrión. Por esta potencia biológica el hombre tiene la facultad de nutrición y de crecimiento, de automoción, pues la potencia biológica pertenece al «pneuma carnal», que es ágil y móvil y todo lo penetra. Por medio del pneuma «somático» el hombre siente, desea, goza, se alimenta, crece (Str. VI 135, 3; 136, 1).

Nos encontramos en una fase en donde lo que predomina es la mezcla entre ingredientes que tienen la misma sustancia. La siguiente fase no puede realizarse mediante el mismo mecanismo pues los dos agentes participantes (Dios/hombre) no tienen la misma sustancia (Ardanaz, pág. 90)

sábado, 25 de marzo de 2017

La batalla lingüística valenciana y el decreto del plurilingüismo

(traducción al valenciano en la entrada siguiente)

En la Comunidad Valenciana nos encontramos en mitad de la enésima batalla lingüística. El abandono de las teorías conservadoras del partido popular  por parte de la izquierda gobernante ha propiciado un nuevo sentido a la relación de las lenguas en la comunidad. Y como siempre, ha aparecido el bando defensor del monolingüismo (castellano dominante, valenciano optativo e inglés supremo) para recordarnos su precaria e ignorante concepción del fenómeno de las lenguas. Ahora el argumento fundamental es la supuesta imposición del valenciano en el sistema educativo. Me gustaría hacer aquí una reflexión personal sobre el tema, no desde el punto de vista de un experto sociolingüista, sino como un hablante que cree en una forma abierta de entender la comunicación.
Veamos y rebatamos los argumentos de los antiimposicionistas:

- el valenciano es una imposición, es decir, existe una norma que impone en el sistema educativo el estudio del valenciano. De un plumazo acaban de redescubrir el sentido profundo de todo acto educativo: imponer al educando un conjunto de conocimientos considerados por el poder político dominante en un momento dado como los apropiados para constituirse en ciudadano. Las matemáticas son una imposición igual que el inglés, y la religión igual que la gimnasia, pero ninguno de los antimposicionistas invoca este hecho cuando habla de todo el currículo sino exclusivamente cuando cita el caso del valenciano. El problema, evidentemente, no es el acto de la imposición, sino el contenido de la misma. Un contenido que forma parte del argumentario del conservadurismo político de esta comunidad y que se esgrime  regularmente para ganar electorado. Imponer un idioma minoritario no significa más que un acto de discriminación positiva que pretende situarlo en el marco histórico y social que le pertenece.

- el valenciano no se usa mayoritariamente porque no es la lengua materna de la mayoría de los valencianos, sino una lengua estudiada, aprendida. Esgrimir el concepto de lengua materna es otra de las grandes falacias de esta discusión. La lengua materna no es un hecho metafísico ni sociolingüístico sino netamente político. Mis padres ambos de la ciudad de Alicante, hablaban entre sí valenciano, pero ni a mí ni a mi hermana nos hablaron nunca en valenciano sino en castellano. Ahora les hablo yo en valenciano y mis hijos también. ¿Cómo se constituye una lengua como materna? Evidentemente en un marco político que le permite serlo y durante la dictadura franquista el mensaje estaba muy claro, si quieres ser un palurdo pueblerino, habla valenciano y si quieres prosperar en la vida habla castellano e inglés. Yo, que ya voy pasando los cincuenta años, no pude tener como lengua materna el valenciano, sino aquella que el régimen decidió que tuviera. Impusieron la lengua materna a toda una nación. Y esta imposición parece que no debe ser discutida o superada, sino que lo que se critica es la imposición actual. Aun así, la estudié y la transmití. Por eso, una lengua estudiada puede ser tan materna como cualquiera. Lo que le da la «maternidad» a la lengua es la decisión del hablante en un contexto de libertad lingüística y de enseñanza plurilingüe. La lengua materna no será más que una de las diferentes lenguas que una persona tendrá que utilizar en su vida en este mundo globalizado. Y utilizará y pensará en la lengua que necesite en un momento dado.
Por otro lado el uso del término lengua materna puede cuestionarse por varias razones. Primero, por el sexismo que supone atribuir únicamente a la madre la responsabilidad de transmitir la primera lengua. En segundo lugar, por la simplificación del enmarañado proceso que supone el aprendizaje de cualquier lengua que, en realidad, es el resultado de interacciones complejas en el entorno social del alumno (¿quién transmite mejor: la familia, el grupo de amigos, la tv, internet…? No serán así las familias del futuro?). En tercer lugar, porque ignora que la realidad del ambiente familiar y social puede consistir en la aparición de varias lenguas simultáneamente (si en un contexto determinado un niño desde que nace recibe el valenciano de su padre, el inglés de su madre y el castellano del resto de la sociedad, ¿cuál sería su lengua materna o principal?). En cuarto lugar, porque desde la realidad de la plasticidad neurológica del cerebro, hablar de una sola lengua de pensamiento, esa lengua que sería la de nuestra identidad auténtica, es un sinsentido, pues la identidad es un hecho dinámico y cambiante y el pensamiento un hecho que admite una amplia gama de semánticas y significados provenientes de diferentes lenguajes (no solo el hablado o escrito, sino el visual, el musical, el corporal) Pues a este mundo es al que vamos, sin fronteras o zonas comunicativas cerradas.

La batalla lingüística valenciana i el decret del plurilingüisme

A la Comunitat Valenciana ens trobem en mig de l'enèsima batalla lingüística. L'abandonament de les teories conservadores del partit popular per part de l'esquerra governant ha propiciat un nou sentit a la relació de les llengües en la comunitat. I com sempre, ha aparegut el bàndol defensor del monolingüisme (castellà dominant, valencià optatiu i anglès suprem) per a recordar-nos la seua precària i ignorant concepció del fenomen de les llengües. Ara l’argument fonamental és la suposada imposició del valencià en el sistema educatiu. M'agradaria fer ací una reflexió personal sobre el tema, no des del punt de vista d'un expert sociolingüista, sinó com un parlant que creu en una forma oberta d'entendre la comunicació.

Vegem i rebatem els arguments dels antiimposicionistes:

-  el valencià és una imposició, és a dir, existeix una norma que imposa en el sistema educatiu l'estudi del valencià. De colp acaben de redescobrir el sentit profund de tot acte educatiu: imposar a l'educant un conjunt de coneixements considerats pel poder polític dominant en un moment donat com els apropiats per a constituir-se en ciutadà. Les matemàtiques són una imposició igual que l'anglès, i la religió igual que la gimnàstica, però cap dels antimposicionistas invoca aquest fet quan parla de tot el currículum sinó exclusivament quan cita el cas del valencià. El problema, evidentment, no és l'acte de la imposició, sinó el contingut de la mateixa. Un contingut que forma part de l'argumentari del conservadorisme polític d'aquesta comunitat i que s'esgrimeix regularment per a guanyar electorat. Imposar un idioma minoritari no significa més que un acte de discriminació positiva que pretén situar-ho en el marc històric i social que li pertany.

- el valencià no s'usa majoritàriament perquè no és la llengua materna de la majoria dels valencians, sinó una llengua estudiada, apresa. Esgrimir el concepte de llengua materna és una altra de les grans fal·làcies d'aquesta discussió. La llengua materna no és un fet metafísic ni sociolingüístic sinó netament polític. Els meus pares tots dos de la ciutat d'Alacant, parlaven entre si valencià, però ni a mi ni a la meua germana ens van parlar mai en valencià sinó en castellà. Ara els parle jo en valencià i els meus fills també. Com es constitueix una llengua com a materna? Evidentment en un marc polític que li permet ser-ho i durant la dictadura franquista el missatge estava molt clar, si vols ser un terrós pobletà, parla valencià i si vols prosperar en la vida parla castellà i anglès. Jo, que ja vaig passant els cinquanta anys, no vaig poder tenir com a llengua materna el valencià, sinó aquella que el règim va decidir que tinguera. Van imposar la llengua materna a tota una nació. I aquesta imposició sembla que no ha de ser discutida o superada, sinó que el que es critica és la imposició actual. Així i tot, la vaig estudiar i la vaig transmetre. Per açò, una llengua estudiada pot ser tan materna com qualsevol. El que li dóna la «maternitat» a la llengua és la decisió del parlant en un context de llibertat lingüística i d'ensenyament plurilingüe. La llengua materna no serà més que una de les diferents llengües que una persona haurà d'utilitzar en la seua vida en aquest món globalitzat. I utilitzarà i pensarà en la llengua que necessite en un moment donat.
D'altra banda l'ús del terme llengua materna pot qüestionar-se per diverses raons. Primer, pel sexisme que suposa atribuir únicament a la mare la responsabilitat de transmetre la primera llengua. En segon lloc, per la simplificació de l’embolicat procés que suposa l'aprenentatge de qualsevol llengua que, en realitat, és el resultat d'interaccions complexes en l'entorn social de l'alumne (qui transmet millor: la família, el grup d'amics, la tv, internet…?). En tercer lloc, perquè ignora que la realitat de l'ambient familiar i social pot consistir en l'aparició de diverses llengües simultàniament (si en un context determinat un xiquet des que naix rep el valencià del seu pare, l'anglès de la seua mare i el castellà de la resta de la societat, quin seria la seua llengua materna o principal? No seran així les famílies del futur?). En quart lloc, perquè des de la realitat de la plasticitat neurològica del cervell, parlar d'una sola llengua de pensament, aqueixa llengua que seria la de la nostra identitat autèntica, és un contrasentit, atés que la identitat és un fet dinàmic i canviant i el pensament un fet que admet una àmplia gamma de semàntiques i significats provinents de diferents llenguatges (no solament el parlat o escrit, sinó el visual, el musical, el corporal). Ales hores, a aquest món és on anem, sense fronteres o zones comunicatives tancades.

miércoles, 4 de enero de 2017

EL TEMA DEL ABORTO EN LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO

EL TEMA DEL ABORTO EN SUS ORÍGENES CRISTIANOS: el texto bíblico, Flavio Josefo, Filón de Alejandría, la Didaché

El tema del aborto nos conduce a la pregunta por el concepto de lo que llamamos persona y por tanto a la cuestión de cómo definir nuestra identidad. Grecia había diferenciado en la persona un elemento de animalidad, otro de sustancialidad racional y uno que les daba unidad a ambos como era el de sujeto ciudadano, donde la polis era el ámbito de construcción del individuo a través de un proceso educativo en el que irían apareciendo esos componentes (feto no formado, feto formado, individuo paidético, ciudadano pleno). Con el judaísmo y el cristianismo helenizados asistimos a una fusión de elementos donde aquellos aparecerán subordinados a un nuevo componente de exterioridad divina como agente creador y dador de sentido. Al situar el concepto de persona como una derivación analógica con el concepto del sujeto Dios, ya no cabe pensarla en toda su diversidad. Si a ello unimos la identificación/subordinación entre religión e iglesia (creencia e institución), religión y Estado, entre ley y dogma (justicia y fe), entre individuo y alma, el problema se traslada a esferas públicas en donde lo privado deja de tener sentido.

Continuando con estas entradas sobre la concepción del aborto, es hora de situarse en el origen de la discusión en el mundo cristiano que arranca desde la misma Biblia, en un proceso de construcción conceptual, y no precisamente de revelación divina,  que tomará muchos de sus elementos tanto del judaísmo como de la cultura helénica, y que concluirá en posiciones claramente contradictorias con las actuales. Si la posición en el mundo grecorromano había sido de aceptación por razones demográficas, de subsistencia o de poder patriarcal, con el advenimiento de la conjunción Estado/Iglesia la toma de decisiones se deriva hacia un poder institucional dejando de pertenecer al individuo o la familia.

En la Biblia solo existe una cita sobre el aborto que se encuentra en el Éxodo 21:22-25. Ahora bien, su traducción e interpretación han sido diferentes según la versión del antiguo testamento que utilicemos. Veamos una breve introducción que nos servirá para entender el texto del Éxodo.

La versión bíblica más antigua conservada es la llamada Septuaginta[1], es decir, la traducción de un texto desconocido de la Torá hebrea al griego llevada a cabo en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (285-247 a.C.). Posteriormente, se llegarían a traducir todos los textos del canon hebrero en un largo proceso que duró hasta el siglo I d. C. La Septuaginta acabaría convirtiéndose en la Biblia utilizada por parte del judaísmo helenístico (San Pablo y los evangelistas, entre otros) y de los padres de la Iglesia.

El canon de la Biblia hebrea estaría cerrado en el siglo I d.C. Es un proceso que se había iniciado en el siglo VII a finales del periodo del primer templo (la construcción del templo por Salomón data del 950 a. C.) y que iría en paralelo con su historia y la de las instituciones sacerdotales de Jerusalén. El llamado texto masorético fue el establecido en el siglo IX d. C. y es el que actualmente suele utilizarse para las traducciones modernas del antiguo testamento cristiano.

El Pentateuco samaritano es otro de los textos más antiguos conservados.  La ruptura entre samaritanos y judíos se produciría cuando los primeros destruyeron el templo samaritano del Monte Garizín en el 128 a. C., momento en el que se data la constitución del texto bíblico. El canon samaritano no contiene ni acepta más que los cinco libros del Pentateuco, y se trataba de una teología de exaltación de la figura de Moisés que rechazaba toda la tradición posterior al Sinaí[2].

Los manuscritos del mar muerto abrieron un nuevo sentido a la interpretación de los textos bíblicos. Los textos del Qumrán se datan en un periodo que va desde el s. III a.C. hasta el s. I a.C. El investigador Emmanuel Tov, uno de los editores de los textos, ha propuesto que los escritos de Qumrán muestran las siguientes variedades textuales:
• Textos presamaritanos o palestinenses
• Textos protomasoréticos o protorrabínicos, es decir la versión hebrea primigenia de lo que después serán los textos masoréticos.
• Textos de la supuesta Biblia hebrea que fue la base de la Septuaginta
• Textos no alineados o libres aquellos que no pueden ser adscritos ni a la Septuaginta, ni al Pentateuco Samaritano ni a la masorética.
• Textos también libres, compuestos según la propia interpretación de los escribas del Qumrán[3]

Con esta panorámica muy simplificada de los orígenes de los textos del antiguo testamento podemos deducir que la Biblia no se trata precisamente de un libro directamente revelado por Dios, sino que recoge diferentes visiones tanto literarias como teológicas influidas por los diferentes contextos en los que fueron redactados.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Poemario 13



Hay vida

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todos los sémenes
desconocen la vida.


(Su historia puede llegar a ser babel para las voces y la costumbre de procrear ha esperado todos los tiempos necesarios y ha permitido todos los sexos posibles todo lo que tiende a romperse en nacimientos que se reconstruyen con los años)



la vida es una tormenta de pelícanos
en la garganta y en el ojo en sus enterramientos desenterrados.


(Ellos saben que solo somos tiempos de emigración y de recuerdo)


toda la física tiende hacia la vida
a su infinito de mundo únicamente mundos.


(Ellos y sus ovulaciones creen en la felicidad, desde los desiertos, en la divinidad, mintiendo que sea posible traducir más allá de la presencia)


la vida que se enseña muere con el nacimientofuente
y surgedesborda la preguntacaos,
la vida que se anuncia nunca sucedederiva,
la vida que se estipula muere en el instantecontacto de la arenaaire.


hay vidas porque hay luz que existe. Existencia de tantos océanos históricos amarrados en los puertos vocabularios pentagramas lienzos números placeres y memoria.

Continuas mortandad de vidas continua.

Hay vida.









miércoles, 18 de febrero de 2015

Poemario 12



Hoy la palabra

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Hoy la palabra:
momentos de twitter, de microrelatos, caracteres límite, wasaps, aforismos, frases célebres, titulares, conversaciones sordas,
actualidad

¿dónde descubrir hoy la larga constancia ausente del decir?

porque prefiero nombrar
con el paso abierto

del tiempo del olivo.








domingo, 26 de octubre de 2014

Sentimiento nacionalista y otros sentimentalismos

El sentimiento triunfa en la sociedad española. El sentimiento vota a Podemos, cree que existe el derecho a decidir, pide la independencia. Contra la manipulación, el engaño, la ineptitud, el amiguismo, la endogamia, el clientelismo, el caciquismo… que ha dominado la política española, especialmente durante las últimas décadas, se alza una comunidad afectiva que necesita una ruptura radical con ese pasado. El problema es que el rupturismo se instala a costa de vaciar la política, la que verdaderamente se necesita. Es cierto que hemos estado dominados por una casta, pero también lo es que ahora unos piden estarlo por una secta y otros por los mismos esquemas institucionales, pero fuera del Estado español, corrupto y discriminatorio. Podemos y Ganemos, por un lado,  e independentistas e identitarios, por otro (incluyo aquí, por ejemplo, al Partido Popular, que en la Comunidad Valenciana se lanza a sacar leyes de identidad cultural, para defender en año electoral, entre otros, la paella, els bous al carrer, y un idioma valenciano autóctono que dicen no tiene nada que ver con el catalán), se dan la mano apelando a una emocionalidad que promete igualitarismos y paraísos territoriales para reconstruir esta patria, unos a partir de la gente y otros a partir de una nueva territorialidad. El sentimiento apela a la ciudadanía como entidad unitaria. Y a un enemigo, la casta y el Estado. El primero tan difuso como su acusador, la masa. El segundo, otro Estado, tan nítido como su acusador. 

Es cierto que el sentimiento antisistema y los tribunales de justicia son la única salida que nos deja la estructura del Estado creada durante la transición, pero también es cierto que las alternativas constituyen un modo de no decir, de no solucionar, sino de derivar las respuestas hacia  espacios vacíos, hacia ideas tomadas de la rabia y de la ira. Porque en el fondo el sistema continúa intocable. Ni la Constitución, ni el sistema electoral, ni la ley de partidos, ni el Banco de España, ni la administración de justicia, ni la inspección fiscal, ni el concordato... han cambiado sus normas de regulación para redefinirse en función de nuevos presupuestos democráticos, laicos y de justicia, igualitarios y eficaces. El sentimentalismo no es más que otra herramienta de la política para conseguir parcelas de poder. 

La solución alternativa sentimentalista propone dar todo el poder o bien a la masa ciudadana, o bien a un nuevo marco territorial. En el primer caso se pretende recrear una falsa democracia plebiscitaria, que en realidad no es más que una democracia representativa encubierta que reproduce los esquemas jerárquicos clásicos de los partidos, pero con el voto de la militancia como soporte, debidamente guiado por mecanismos de propaganda y de imagen típicamente de la llamada casta. En el segundo caso se presupone que los catalanes, por el mero hecho de serlo y decidir sobre lo suyo, Cataluña, van a gobernar más justamente. Lo de los «peperos» valencianos es de traca, no quieren denominarse nacionalistas, por lo que apelan a un regionalismo decimonónico, la Valencia profunda, para poder ganar los votos que han perdido mediante una gestión caciquil y corrompida que, a su vez, se basaba en reivindicar una Valencia global e internacionalista.

¿Cuándo acabaremos de una vez la transición, superando clientelismos, caciquismos, amiguismos, nacionalcatolicismos, nacionalismos antiMadrid…? ¿Para cuándo trazaremos una democracia representativa dibujada desde la ética y la política?  

sábado, 11 de octubre de 2014

El referéndum no es democrático. Cataluña y la voluntad popular

 «Nadie usurpará al pueblo su derecho a decidir». «El pueblo debe ser escuchado». «En una verdadera democracia es el pueblo el que decide».  Todas estas son afirmaciones que estamos escuchando últimamente muy a menudo. La principal razón esgrimida por los independentistas catalanes apela al esencialismo democrático: es el propio pueblo el que ha de decidir a qué Estado pertenecer. El debate, por tanto, se centra en el cuestionamiento de la democracia representativa frente a la opción de una democracia plebiscitaria. Y el referéndum es el mecanismo para oír la voz del pueblo. Un viejo debate en filosofía política que se ha resuelto normalmente a favor de reforzar los mecanismos de la representación o delegación del poder del ciudadano. Que nuestros dirigentes y sus estructuras partidistas hayan fracasado rotundamente en la gestión de lo público, no invalida el modelo, sino a sus ejecutantes. Pero en la crisis actual la desesperanza y falta de confianza en las clases dirigentes es tan alta que se demandan medidas extremas y entre otras quitarle poder a todo un cúmulo de instituciones sindicales, empresariales, financieras… sumidas en la corrupción y la impunidad. El problema es que el referéndum no es un instrumento democrático, sino una apariencia del mismo. Veamos algunas razones:

1. El referéndum se basa en la creencia de la existencia de una voluntad popular. Pero el hecho es que la voluntad social no existe como un modo unificado de pensamiento. A través de un referéndum es imposible determinar qué es lo que piensan los diversos y numerosos grupos sociales y las diferentes corrientes de opinión que existen en una sociedad tan compleja como la nuestra. Por eso existen los partidos políticos para expresar la diversidad de tendencias ideológicas de la ciudadanía. El principio de mayoría en que se fundamenta este instrumento pone en peligro los derechos de las minorías en que se basa la democracia. La voluntad popular es lo que ha votado la mitad más uno de la población. Un dato numérico sustituye a una red de pensamiento.

2. La voluntad popular es el resultado de unas circunstancias coyunturales. Hace cinco o seis años la voluntad popular en Cataluña no era independentista y en ese momento a nadie se le ocurrió que había que conocerla. ¿Cada cuánto tiempo hay que hacerlo? Si hoy se celebrara un referéndum es posible que el sí fuera mayoritario. Pero imaginemos que  una vez conseguida la independencia, Cataluña entrara en un proceso de recesión económica todavía más grave que el que padece (en realidad no hace falta imaginarlo, pues sería una realidad), ¿habría que convocar entonces un referéndum para conocer la voluntad catalana? ¿No vencería entonces la unión con España? (¿en la futura constitución catalana existiría un mecanismo jurídico para la secesión o la unión con otros territorios?). Los referéndums solo se convocan cuando interesa al que lo convoca, cuando el que lo convoca busca afirmar su ideario político. En la guerra de Irak pasó algo parecido. En el país más democrático del mundo, EEUU, no se convocó referéndum, aunque la opinión mayoritaria era favorable a la invasión, después de una campaña de manipulación pública, incluyendo mentiras sobre las armas de destrucción masiva iraquíes. El riesgo era excesivo. ¿Cuál hubiera sido el resultado después de una campaña electoral larga y costosa? En España tampoco se convocó un referéndum, pues la opinión pública era claramente mayoritaria en contra de la guerra, y Aznar nos metió en ella. No nos engañemos, el referéndum es un mecanismo más de control de la sociedad por parte de los partidos políticos. El referéndum se convoca cuando se sabe por las encuestas que la voluntad popular estará a favor del que la convoca, luego lo importante es el conocimiento de la opinión social en un momento dado, que se realiza a través de los medios demoscópicos adecuados. Y lo difícil es gestionar técnica y políticamente la complejidad de los intereses que conforman el juego social de fuerzas.

3. El referéndum obliga a opciones reduccionistas. El carácter dicotómico de la cuestión plebiscitada construye una polarización política simplificadora. Las sociedades son cada vez más complejas y sus gobernantes deben atender a todos los intereses en juego. Los referéndums son un mal procedimiento para la toma de decisiones. Las opciones que se ofrecen para su voto suelen ser simples y maniqueas, cuando lo lógico es tratar los problemas en toda su gama de matices. La secesión o la unión no son la manera de solucionar una situación de conflicto, salvo que se dirima una situación de opresión o de discriminación no solucionable de otra manera, que no es el caso.

4. El referéndum no resuelve el problema. Supone que la mitad más uno de la población de un territorio se impone sobre el resto. El paso de la voluntad individual a la voluntad mayoritaria se realiza a través de una simple cuantificación El complejo mundo de intereses en juego en toda sociedad no puede ser resuelto dando la razón a una simple mitad más uno de la población. Eso sí que es antidemocrático, no escuchar a las minorías, o no intentar satisfacer a la mayor cantidad posible de ciudadanos. Tanto si hubiera vencido el sí como el no, en Escocia lo único que se ha demostrado es que la sociedad está dividida. Si hubiera ganado el sí, en un futuro Estado independiente escocés existiría el mismo problema de división ciudadana. Y con el no pasa otro tanto. Ahora se solucionará políticamente cuando se piense en la convivencia de todos los escoceses y se les otorgue más autonomía y mejor financiación.

5. La voluntad popular también se equivoca. Partimos de una máxima económica: el cliente siempre tiene razón. Si cambiamos cliente por ciudadano, se ha hecho el milagro, aparece la democracia directa. Las condiciones de existencia del mercado se imponen y nos intentarán por todos los medios vender sus productos a costa de cualquier tipo de manipulación. En la democracia representativa es cierto que también se producen esos tejemanejes. Pero desde el momento en que el representante político se sitúa entre el ciudadano y los grupos de poder, tiene que jugar a dos manos y la acción de presión se compensa. En el referéndum todo se juega a convencer y generar una opinión pública favorable a una única solución posible.

6. La democracia plebiscitaria supone un caos convivencial, legal y económico. Si damos la palabra al pueblo, la inestabilidad política imposibilitaría la convivencia. Para seguir esa máxima plebiscitaria habría que consultar periódicamente sobre multitud de temas: pena de muerte, monarquía o república, aborto,… derechos fundamentales o política económica… Imaginemos que preguntamos todo esto cada cuatro años, al comienzo de cada legislatura, puesto que los políticos deberían gobernar de acuerdo con su resultado, e imaginemos que las contestaciones populares fueran cambiantes, ¿podría un Estado sobrevivir a semejante fluctuación? Por otro lado, la propaganda gubernamental y partidista funcionaría a toda máquina para cada plebiscito a través de sus medios propios o afines, emplearía todos los mecanismos de propaganda y manipulación posibles, de forma que el Estado estaría más en manos del marketing que de la política, más del sentimiento que de la razón. El sentimiento independentista es algo difuso y que llama más a votar en contra de algo que a favor de construir algo, sin meditar las consecuencias reales de esa decisión. La crisis económica, la crisis de los dos grandes partidos, la huida de la propia responsabilidad de la situación de Cataluña, la redistribución discriminatoria de la renta… aparecen de fondo del surgimiento del independentismo secesionista coyuntural actual, pero también podrían ser la excusa para cualquier otra forma de Estado, lo que supondría una opción menos peligrosa y costosa política y económicamente.

7. El referéndum se utiliza como una amenaza permanente, un hecho desestabilizador. Si un grupo político o social considera que no se han satisfecho sus reivindicaciones, simplemente amenaza con convocar un referéndum. En España ya tenemos dos. El de Canarias es además claramente manipulador, con una pregunta en la que se tiene que elegir o el petróleo o el medio ambiente.  Ahí es nada. Es imposible constituir un Estado de derecho bajo la amenaza constante de recurrir a la voluntad popular para conseguir por aclamación lo que no se ha conseguido por acuerdo político. Se utiliza esa supuesta voluntad como arma contra la legalidad. El referéndum podría convertirse en una herramienta de desestabilización permanente en manos de grupos de poder mediático asociados a poderes económicos y políticos.

8. Todo referéndum acaba siendo reducido por los votantes a dos cuestiones fundamentales. Una es ideológica y otra coyuntural. Cualquier cuestión que se plantee en el referéndum es entendida como, o bien un voto para apoyar a un partido político, o bien para castigar a otro (por ejemplo, el caso del brexit). Lo que a la mayoría de la gente le importa es que salga a flote su partido o su ideología, frente a qué es lo que concretamente se está preguntando. La pregunta es un test para evaluar a los partidos. Al mismo tiempo, es la coyuntura económico-social lo que se pone en juego en los referéndums. Cómo influirá el resultado en solucionar los problemas que existen en el momento de convocarse. Ambos aspectos aparecen inevitablemente en cualquier consulta de modo que casi lo menos importante es la pregunta en sí, sino las consecuencias que puede provocar en el equilibrio de partidos o en la mejora de la situación actual. Ambos aspectos desvirtúan la pregunta en sí y sus resultados.  

Por muy controvertido que parezca el referéndum no significa más poder para el pueblo. Por el contrario, la mejor solución consiste es de mejorar los mecanismos de la democracia representativa a través del control de los partidos políticos, de su financiación, de su estructura y toma de posición internas. Además es necesario disponer de una ley electoral que permita a las minorías alcanzar los parlamentos. Recuerdo un programa de televisión donde se entrevistaba a un parlamentario inglés que comentaba que acababa de llamarle al móvil un ciudadano, por lo que se había visto obligado a salir de una sesión del parlamento para atenderle. En España estamos a años luz de vivir en el escenario de una democracia representativa real y amplia, y ya nos estamos planteando sustituirla por una plebiscitaria. Como siempre, en los extremos.







domingo, 23 de marzo de 2014

Nuestro nacionalismo catalán

Vivimos en un país sin una estructura de Estado. Nuestro Estado se va construyendo permanentemente dependiendo de las necesidades políticas del gobierno de turno. Durante mucho tiempo hemos asistido al reparto competencial en función de la necesidad de mayorías parlamentarias en el Congreso del partido gobernante. No hay Estado concreto, sino una estructura administrativa y territorial que se autodefine sin limitación. Diputaciones, Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Estado central, entremezclan y duplican sus competencias sin que exista un orden ni una distribución efectiva y eficaz.

Y ahora nos encontramos con una autonomía que proclama un sentimiento de sedición. Los sentimientos nacionales surgen de coyunturas críticas que no se dan en este momento, al menos políticamente hablando, pero hay políticos que las magnifican o simplemente las crean, porque suele ser el mejor sitio para el victimismo y de ahí a la victoria electoral. La culpa la tiene siempre el Estado central: si fuéramos independientes nos situaríamos en nuestro lugar, en el lugar del progreso, dicen. Porque el nacionalismo victimizado cree que lo autóctono es el mejor de los lugares, y la creación de ese sentimiento como argumento político llama a la emocionalidad y no al pragmatismo. El problema consiste en dirimir si esa aspiración necesita un Estado para existir o bien puede hacerlo en el marco de otro Estado. El problema consiste no en cómo ser catalán sino en quién paga la factura de serlo y quién lo administra.

A ello hay que añadir otro espejismo: el derecho a decidir.  El derecho a decidir no es absoluto, no es un incondicional a disposición de cualquiera. Y menos en un mundo global, en el que, por cierto, aspiran a integrarse. Me gustaría que alguien convocara un referéndum para decidir si pagamos o no impuestos, si queremos república o monarquía, si la iglesia debe ser financiada, si debiera haber pena de muerte, si deberíamos tener ejército…, convertir el decidir en un derecho absoluto erigiría al ciudadano en el auténtico representante de sí mismo, anularía la representatividad delegada en la que se basa la democracia, y de paso, destruiría el Estado, que pasaría a ser el mero resultado de la estadística, de la mayoría. Un Estado no se basa en la capacidad de poder decidir cualquier cosa, sino en decidir cuándo y quién tiene la capacidad de preguntar al ciudadano sobre una cosa que tenga relevancia y permita la continuidad de unos valores no meramente coyunturales. El Estado es simplemente una frontera política que se ha generado a través de una historia y que ahora se autoconserva. Confundir mayoría aritmética, Estado y partidismo, y manejarlo a su antojo no es nacionalismo, sino patrioterismo, un chovinismo instrumentalizador que utiliza los sentimientos, el de pertenencia a una cultura de nacimiento y el de ser libre para decidir, para dirigirlos hacia un interés estatalizador localista. Esos sentimientos son el vehículo para generar otro Estado, que supone la solución a la otra estatalidad, la ajena. ¿El objetivo es generar Estados que coincidan con una cultura? ¿Lo catalán existe como cultura asociado a Cataluña? ¿Y el resto de territorios que hablamos catalán? Evidentemente lo que se intenta es generar un territorio autónomo que se autogobierne económica y políticamente y que la decisión sea únicamente tomada por los que se sienten víctimas. El problema es que en un Estado de autonomías, no es el centro el que reparte sino que ese reparto se decide en función de un sistema de fuerzas y presiones que circulan desde todas y cada una de las comunidades autónomas (las otras víctimas) hacia las demás y hacia el centro. Un Estado independiente en España se genera como «victimismo» de todas y cada una de las autonomías, y por tanto, deberíamos ser todos los ciudadanos los que decidiéramos si en la Constitución debiera existir un procedimiento para que cualquier comunidad autónoma se declarara independiente. Esto nos llevaría a considerar que el reparto territorial efectuado en la transición, con 17 comunidades cuya raíz histórica es absurda en muchos casos, es el acertado. ¿No tendría derecho a independizarse una Castilla unificada e histórica? El problema es que la transición sigue viva. Vivimos en el modelo que entre franquistas reconvertidos y demócratas temerosos pactaron para edificar el edificio social, territorial y político de este país.

El victimismo es uno de los elementos definidores del nacionalismo. Entre otras cosas porque así también se define en la Constitución donde las competencias las otorga el partido que gobierna en cada momento. Únicamente una Constitución no victimizadora podría cerrar la estructura del Estado. Un federalismo pactado y refrendado por todos los ciudadanos, ¿acabaría con el victimismo? Probablemente no, pero si hubiera sido pactada por todos los gobiernos autonómicos y partidos políticos impediría la independencia, y el victimismo sería exclusivamente económico, lo que es más fácil de solucionar.

En resumen, me he permitido una primera aproximación a este tema que nos seguirá ocupando durante mucho tiempo.